entrevista de Silvia Labarthe
a la Directora María Jesús Besteiro
Ustedes son conocidas en Montevideo principalmente por esta Obra de Banneux. ¿Cuáles son las características de su misión?
Somos un Instituto Secular Femenino, que se llama Hijas de la Natividad de María, si bien para la gente somos las «hermanas de Banneux», ese es nuestro nombre. Y somos un Instituto Secular. ¿Qué quiere decir esto? A mí me gusta explicarlo con una comparación y digo que somos como «un puente» que une dos orillas, que son los religiosos y los laicos. Porque en realidad compartimos con los religiosos nuestra consagración, en pobreza, castidad y obediencia, pero nuestra forma de vida intenta ser más parecida a la de los laicos. Si bien, y por eso quizá nos catalogan como las «hermanas de Banneux», hay algunas que viven en comunidad, pero hay otras integrantes que viven en sus casas, con sus familias o solas; les llamamos miembros dispersos.
¿Cuándo llegan a Uruguay?
Las primeras arriban a Montevideo un 6 de marzo del año 1955 y llegan a la zona de la Gruta de Lourdes, al Colegio del Salvador que estaba dentro del Santuario de La Gruta, donde están ahora los salones parroquiales. Llegan de una forma curiosa, porque nuestro Fundador, Baltasar Pardal Vidal, sacerdote del clero secular de La Coruña, (Galicia) era muy amante del catecismo, y el fue en aquella época moderador del Catecismo de la diócesis. Una de las niñas que tuvo en el Catecismo, emigró después con su familia a Uruguay. Un día escuchó que necesitaban unas religiosas o algo así, para qu
e atendieran el Colegio, y ella cuando escuchó dijo: «yo conozco unas», «yo voy a escribir una carta…» . Y entonces escribió a nuestro Fundador en España, donde ella había hecho su Primera Comunión. Nuestro Fundador enseguida le contesta positivamente y él mismo viene con las siete primeras Hijas de la Natividad de María, para atender esa escuelita, que después pasó a ser el Colegio Cristo Divino Obrero.Y también para atender a una Academia que había en el barrio Borro, «Santa Bernardita», que va a ser más tarde la que va a dar lugar al Colegio.
De las siete primeras hermanas, ya no hay ninguna aquí. Están vivas tres, dos de ellas, María del Carmen Vázquez y Mercedes Gómez, vinieron para la celebración de los 50 años, que hicimos el día 11 de setiembre.
¿Por qué el nombre de Banneux?
En realidad, el nombre Banneux viene del Santuario de Nuestra Señora de Banneux, en Bélgica. Allí la Virgen de los Pobres se le apareció a una niña. Es una historia parecida a la de Lourdes. Y ¿por qué la llamamos así? Porque la familia que donó el terreno y colaboró mucho en los primeros años de la obra, era belga y trajeron la Virgen de allá. Entonces decidimos ponerle el nombre de Banneux. Hubo un momento en el que se le quiso llamar en castellano, Virgen de los pobres, pero nos pareció que en la zona donde estamos, una zona muy pobre y marginal, llamarle así era como machacar con lo mismo a la población, entonces continuó siendo Nuestra Señora de Banneux.
¿En qué consiste y cómo funciona actualmente el Proyecto?
Quienes estamos acá, nos dedicamos a atender el Colegio, a la enseñanza -algunas somos maestras-, a atender el comedor, y luego a atender las actividades pastorales que hay los fines de semana, ya que funcionamos como Capilla de la Parroquia de Los Sagrados Corazones, de Possolo. Los sábados a la mañana tenemos la catequesis, por la tarde infancia misionera y luego los domingos atendemos a los pre-adolescentes y adolescentes misioneros; le damos ese cariz, porque nuestro Instituto es misionero.
Este centro funciona además como Club de Niños. Tenemos un convenio con el INAU, de tal forma que los niños pasan casi todo el día, de las ocho de la mañana hasta las cinco y cuarto.
Si bien nuestro carisma es la atención a los más pobres, también a través de la educación estamos abiertas a los signos de los tiempos, a lo que va surgiendo, pero sobre todo, preferencialmente al trabajo con los niños más pobres y las mujeres. Quizá esa atención a la mujer, como el Colegio nos absorbe mucho en este momento, queda un poco de lado, pero igual intentamos la formación de las catequistas -en su mayoría mujeres-, de la gente del comedor, que funciona con un grupo de mamás voluntarias. Intentamos que estas mujeres no vengan sólo a prestar sus servicios, sino que tratamos de acompañarlas, formarlas, en base a este carisma que tenemos de la promoción integral de la mujer.
¿Cuáles son las principales dificultades?
Siempre te encuentras con las dificultades de la marginalidad. Sobre todo con los padres, que a veces no entienden a los hijos, no los apoyan. Si bien ellos intentan buscar caminos, a veces te encuentras con esas incomprensiones. Aunque creo que es un problema no sólo de las zonas marginales, sino que está más generalizado. Te encuentras con otras dificultades a nivel de la fe, ya que el Colegio intenta formar al niño en la cultura, pero también darle una formación espiritual, y te encuentras con demasiadas creencias mezcladas y es un impedimento. Está también la dificultad de la realidad que vives todos los días, de la pobreza, de las deficiencias económicas; eso hace que los niños no tengan muchas veces lo indispensable que necesita todo ser humano para seguir adelante. Ves también la realidad de los jóvenes, que te golpea fuerte. Cuando a esos niños por los que luchas durante años, luego ves como la realidad «se los come», que están en una esquina, que no saben dónde ir, y se dedican a la droga, a robar…etc..
Esas son las dificultades mayores, ya que dificultades económicas en realidad en el centro en este momento no existen, pero no existen porque la providencia sigue acompañando la obra, gracias a todas las ayudas que tenemos. Hablo de él porque estoy aquí, y es lo más grande que tenemos en Uruguay en este momento, y está ofreciendo muchas posibilidades a nuestros niños.
¿Cuáles son los logros de la obra?
El logro es cuando del Colegio salen personas, muchachos que logran formar una familia, que logran transmitir a sus familias esos valores que han vivido acá, que logran luchar por ser alguien en la vida, y de hecho lo tenemos, en el Colegio hay maestras que son ex-alumnas, y creo que eso es un logro importante, ver que es posible. Que es posible salir de esta realidad, porque a veces la gente de nuestros barrios siente que «está fichada», por vivir en una «zona roja», y que son imposibles los sueños. La cantidad de ex-alumnos que traen a sus hijos al Colegio, también es un logro. Yo creo que también ver la felicidad de los niños todos los días, sentir que cada día puedes regalar una sonrisa, llevar a Dios al corazón de cada niño, es un logro. Son esos «logros pequeñitos» que día a día vas construyendo.
¿Qué es lo que más sueñas dentro de tu tarea pastoral?
Como consagrada digo que soy una enamorada. Descubrí mi vocación en un colegio nuestro, siempre fui una enamorada de mi vocación; y cuando veo a uno de estos chiquilines, desearía que ellos pudieran vibrar con lo que una vibra, que Dios fuera alguien para ellos en sus vidas, que fuera como ese referente de todos los días. Y quizá eso no lo ves de forma inmediata. Ese Dios es referente en momentos difíciles, en momentos puntuales como la Primera Comunión, el Bautismo, etc.. Mi sueño sería que en realidad pudiéramos ser verdaderos testigos de ese Cristo de tal forma que los jóvenes y los niños con los que trabajamos sintieran esa vibración también en su corazón y en sus actitudes, y así cambiar el barrio en el que viven y sembrar esperanza, que tanta falta hace.